A veces trato de ponerme en la cabeza de quienes gobiernan (acá y en otros lugares) para entender por qué hacen lo que hacen y, en función de eso, qué es lo que podrían hacer en el futuro. Reconozco que en la Argentina de los últimos años me cuesta un poco. Difícilmente se me hubiera ocurrido que, por ejemplo, íbamos a cambiar deuda de FMI por deuda de Venezuela (una parte, aunque sea), o que íbamos a estatizar los fondos de las AFJP en 15 días. Pero lo que nunca, jamás, ni por casualidad se me podría haber ocurrido era que en cosa de dos años y algo pasaríamos de tener un organismo de estadísticas razonablemente respetable y respetado a tener otro en el que no cree absolutamente nadie, ni dentro ni fuera del gobierno, ni dentro ni fuera del país.
¿Por qué lo hicieron? La mentira llega a tal punto que hasta los propios funcionarios dan a entender (y lo confirman algunos militantes con los que tuve oportunidad de intercambiar ideas) que en realidad se trata de algo así como un
fraude patriótico del siglo XXI. Claro. En realidad nos están salvado de pagar un montón de intereses y capital que ajusta por inflación. Ellos no nos quieren engañar a “nosotros”, si fuera por ellos nos dirían toda la verdad, nos comunicarían las estadísticas reales y nos pedirían que nos hagamos los
sota frente a “
los otros”, los acreedores de bonos ajustados por
CER (entre los que se encontraban mayoritariamente las AFJP, que administraban nuestros ingresos del futuro).
El
ministro del interior se justifica: cada punto de inflación que reconozcan son, supuestamente, $ 1.500 M que perdemos. Tal vez sea un poco obvio esto que estoy escribiendo, pero si tuviera que explicar por qué creo que decidieron truchar el INDEC a principios de 2007, me inclinaría a pensar que el motivo descansa en un casi-nada-por-ciento en lo que dice Randazzo y en un 100% en cuestiones políticas. ¿Por qué? Por dos razones:
1) ¿Cómo un gobierno que utiliza la redistribución del ingreso como su caballito de batalla puede reconocer que hay una inflación del 25% anual y no se está haciendo nada para frenarla? No puede. Tampoco puede bajar la inflación. Pero si puede ocultarla.
2) Lo que dice el ministro del interior de los $ 1.500 M por punto de inflación es falaz.
El primer punto no necesita explicación. El segundo punto es un poco más controversial y merece algo más de fundamento. Porque es cierto que 1% de $ 150.000 M es igual a $ 1.500 M. Pero tan cierto como eso es que $ 1.500 M a pagar dentro de 40 años no equivalen a $ 1.500 M de hoy. Dicho con un poco más de elegancia, lo que hay que calcular para ver cuánto se ahorra de pagar el gobierno por bajar artificialmente el índice de inflación es el
valor presente del diferencial entre los flujos de pago de intereses+deuda con la inflación real y el flujo de pago de intereses+deuda con la inflación dibujada.
Para los que no estén interiorizados con el concepto de “valor presente”, lo único que tienen que saber es que el dinero cambia su valor en el tiempo. Naturalmente, si me dieran a elegir entre pagar $ 100 hoy o pagarlos dentro de 50 años, preferiría hacerlo dentro de 50 años. Más aún, si me dieran la opción de pagar $ 100 hoy o $ 105 en 50 años, preferiría pagar más en 50 años. Esto se puede entender desde diferentes perspectivas. A) En 50 años, la inflación va a hacer que $ 100 no valgan nada (o mucho menos que ahora). B) Si tengo $ 100 hoy, podría ponerlos en el banco por 49 años y al año 50 pagar los $ 100 que tengo de deuda y guardarme los intereses que acumulé en el medio, y hay muchos otros C), D), E), etc. Para actualizar flujos de fondo (en el caso de los bonos, esos flujos no son otra cosa que el pago de interés y de capital distribuidos a lo largo del tiempo) se utiliza alguna tasa de interés representativa del país o empresa que esté involucrado en la transacción.
En el caso de la deuda del gobierno, es tan larga la
duration de los bonos ajustados por inflación, que un incremento de $ 1.500 M en su valor nomina realmente no es tanto si se lo mide a valor de hoy.
Volvamos entonces a los motivos que impulsaron la decisión de truchar el INDEC. Supongamos que somos
Nestor y estamos parados el 31 de diciembre de 2006 en nuestro despacho de la casa rosada. Viene un colaborador y nos propone cambiar unos numeritos del IPC para ahorrarnos unos
mangos. Le preguntamos, muy atinadamente, cuánto dinero nos vamos a ahorrar para calcular el costo-beneficio de la medida. El “beneficio”, en este caso, es el valor presente del ahorro de pagos de deuda y el costo es…. Bueno, todo lo que pasó: no tener estadísticas, no poder pedirle dinero a un organismo internacional, no poder salir al mercado de capitales o salir a tasas demasiado elevadas, etc.
El sirviente de Nestor hace los cálculos pertinentes. Bueno, en este caso el sirviente vendría a ser yo. Hace algún tiempo me tomé el trabajo de relevar todos y cada uno de los bonos que ajustan por CER (tampoco son tantos, che), pasar a un Excel el flujo de pago de cada uno de ellos, separando capital e intereses y, finalmente, calcular el valor actual del pago de capital+interés de dichos bonos con una inflación dibujada y con una inflación real. Ahora, con un poco más de información que en ese entonces, puedo hacer un cálculo más ajustado, aunque necesito hacer tres supuestos:
1) La inflación real estimada: asumo un 22% para 2007, un 20% para 2008 y un 13% para 2009, en todos los casos promediando las estimaciones de consultoras y fundaciones.
2) La tasa de interés, o tasa de descuento: asumo un 15% anual en pesos, similar a la suma de la tasa libre de riesgo más el riesgo país medido por la tasa de
CDS de aquel momento)
3) En 2010 el organismo vuelve a medir la inflación real, por lo tanto la diferencia entre la inflación oficial y la real es 0.
Y calculo:
Beneficio de truchar el Indec (teoría del fraude patriótico)
=
Valor presente de pago de capital e intereses de la deuda ajustada por CER real
-
Valor presente de pago de capital e intereses de la deuda ajustada por CER dibujado

Debo reconocer, para ser justo, que el resultado fue bastante más alto de lo que esperaba: $ 13.300 M de beneficio. No obstante, está mucho más lejos de la estimación de Randazzo de los $ 1.500 M por punto robado de inflación. Veamos, entre 2009 (anualizado) y 2006 el INDEC reconoce 28 puntos de inflación, lo que sería algo así como 37 puntos menos que la inflación real. 37 por $ 1.500 M = $ 55.000 M (más o menos, ya que nos tenemos en cuenta que la acumulación de la inflación hace que el incremento en el valor nominal de los bonos sea acumulativo, más a nuestro favor). Es decir, que según el ministro, nos ahorramos $ 42.000 M más de lo que realmente nos ahorramos.
Me niego a pensar que decidimos asumir los costos éticos, económicos, políticos y sociales de no tener instituto de estadísticas solamente para ahorrarnos $ 13.300 M. Prefiero creer que fue todo para no reconocer que, en rigor, “el modelo” no es taaaaan redistribucionista como quieren que pensemos, ya que decidimos aceptar inflaciones anuales superiores al 20% y muy similares a la mediana de inflación histórica de la Argentina de Perón en adelante.
Pero bueno, como diría un muy buen amigo guatemalteco…es lo que hay.